Ortiz, aquel zapatero y árbitro

Leí una vez que el oficio de zapatero nació en el momento en que el hombre creó por primera vez una protección para sus pies, hace de esto ya unos 15.000 años. Durante la edad de Piedra, las mujeres eran responsables de la confección del calzado para toda la familia. En algunos clanes de mayores dimensiones no tardó en establecerse la división de los trabajos, de modo que uno de los miembros del grupo quedó encargado de la elaboración de zapatos. Esto con el tiempo ocurriría con otros oficios.
Eso de ser zapatero y además remarcando lo de "remendón", suena ahora como a cosa en blanco y negro, de "otros tiempos". Antes, me cuentan los más veteranos, había por Vélez bastantes zapateros, uno por aquí, y otro por allá. Siempre había cerca de lo más céntrico de la ciudad un zapatero, quién no recuerda la zapatería de Aragüez, Constante, etc. Casi todos tenían un localito lleno de zapatos por arreglar, botas de fútbol por remendar e incluyendo balones por coser, también tenían en su "ordenado desorden" una montaña de zapatos ya arreglados esperando a su dueño; un rinconcito para su viejo yunque y sobre todo en la atmósfera, un inconfundible olor a cuero y pegamento.
El mundo de Enrique Ortiz Hidalgo era fascinante... aún cuando nunca le pregunté a un zapatero lo que se sentía serlo... siempre creí que era mejor verlos trabajar, dialogando en silencio con zapatos destartalados por todas partes o escuchando las noticias en su vieja radio como fiel compañía.
"Señor Ortiz, que ha dicho mi madre que le eche medias suelas a estos zapatos". "Muy bien niño, déjalos ahí y vuelves el lunes a por ellos que el domingo tengo partido de fútbol" decía. Ortiz el zapatero remendón del que me ocupo en estas líneas se nos fue definitivamente hace unos días… han sido muchas las personas vinculadas con el fútbol los que lo hemos lamentado.Había nacido en Vélez hacía ya 80 años, zapatero por tradición familiar, estuvo muy ligado siempre al fútbol, no sólo por su condición de seguidor Atlético, sino por lo enamorado que estuvo de este deporte. Sempiternamente vestido con un delantal de color "mugre brillante" y con la rara habilidad me han comentado, de tararear sentado en su pequeña mesita, alineaciones de equipos de primera división o locales, mientras sujetaba entre sus labios una docena de clavos.
Los suyos fueron otros tiempos, y el C.D. Véleño, Capuchinos, Santa María, etc., tuvieron siempre en Ortiz la persona que les sacaría rápidamente del apuro cuando un balón se descosía y el "tomate" hacía presencia entre las costuras de aquellos pesados cueros. ¡La cantidad de balones que mi amigo Fraguas le llevo para arreglar y las numerosas de botas que remendó!…En cierta ocasión que coincidí con el, mucho antes de jubilarse me dijo en su vieja zapatería de la calle Las Tiendas "Me gusta esta profesión, y si no hacemos esto, haremos otra cosa, Jesús, que de hambre no nos vamos a morir". Hoy al amigo Ortiz, zapatero remendón quiero recordarle como aquel amigo veleño, muy buena gente, que mantuvo su profesión muy dignamente, y que alterno muchos domingos de su vida como pionero árbitro de fútbol en nuestra localidad.
Pero no se preocupen por esta profesión de zapatero, ya que todavía nos quedan algunos, que yo sepa hasta hay mujeres ya metidas n estas tareas, a las cuales también le podamos pedir que nos eche bien las medias suelas, aunque quizás no podamos hablarles de fútbol o del Atlético como a Ortiz. Ya digo, se nos fue un tipo bueno, que sólo quería, a diferencia de lo que decía, que a fin de mes cuando el casero pasase el recibo del alquiler de su zapatería, poder cumplir y sacar adelante a su familia y sus hijos.
Como conclusión decir que esta profesión está en peligro de extinción, como algunas especies de seres vivos. Ya casi no quedan zapateros tradicionales, debido a la escasez de trabajo. Las reparaciones que se hacían en un pueblo como éste no eran como las que se llevan a cabo en la capital. Con el pasar del tiempo todo se hace con máquinas, y el trabajo tarda menos y cuesta menos el arreglo. Será difícil que conozcamos ya a otro zapatero como Ortiz, en un oficio que ya forma parte de nuestra historia pasada, como muchos otros que, en su tiempo, hicieron de nuestro pueblo una tierra próspera y en auge comercial. ¡Cómo cambia la vida!
Afortunadamente los Pepito Fúnez, Ríos, Ratón, Pepillo el Monstruo, Juaneque, Zapata, Ico o Guti que hace un tiempo se nos fueron de entre nosotros, ya tienen a quién decirle, ¡Ortiz prepáranos bien las botas que hay partido de mucha altura este domingo".

Jesús Hurtado
Prensa Vélez CF